Vivir con trastorno de ansiedad generalizada

Vivir con trastorno de ansiedad generalizada

Vivir con trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es una experiencia que va mucho más allá de la simple preocupación. Este trastorno no solo afecta la salud mental del individuo, sino que también tiene un impacto significativo en su calidad de vida y en sus relaciones personales, especialmente con los seres queridos, incluidos los hijos.

En consulta vemos con frecuencia, cómo la ansiedad constante y el estado de alerta permanente pueden desencadenar una serie de problemas adicionales, tanto en la salud mental como en la vida diaria.

El riesgo de desarrollar otras patologías

Una de las complicaciones más serias del trastorno de ansiedad generalizada es el riesgo elevado de desarrollar otras patologías mentales. Las personas con TAG a menudo se encuentran en un estado de estrés crónico, lo que puede llevar a una serie de problemas de salud adicionales, entre ellos:

  • Depresión: Es común que el TAG y la depresión coexistan. La preocupación constante y la sensación de desamparo pueden llevar a un estado de ánimo depresivo, donde la persona siente que no tiene control sobre su vida o sus emociones.
  • Trastornos del sueño: La ansiedad puede causar insomnio o un sueño no reparador, lo que a su vez agrava la fatiga y la irritabilidad. La falta de sueño también puede contribuir al deterioro cognitivo, lo que dificulta aún más el manejo de la ansiedad.
  • Trastornos físicos: La ansiedad prolongada puede manifestarse en síntomas físicos como dolores de cabeza, problemas digestivos, y tensión muscular. Estas condiciones no solo son incómodas, sino que también pueden aumentar el nivel de estrés y preocupación, creando un ciclo difícil de romper.
  • Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): En algunos casos, la ansiedad puede evolucionar hacia trastornos más específicos como el TOC. En estos casos, la persona desarrolla rituales o pensamientos obsesivos como una forma de intentar controlar su ansiedad.

Impacto en las relaciones familiares y con los hijos

El TAG no solo afecta al individuo, sino que también tiene un impacto profundo en sus relaciones, especialmente dentro del núcleo familiar. La constante preocupación y el estado de alerta pueden dificultar la interacción con los hijos y el cónyuge, lo que puede llevar a malentendidos y tensiones en la relación.

  • Relaciones con los hijos: Los padres que sufren de TAG pueden, sin darse cuenta, transmitir su ansiedad a sus hijos. La preocupación constante sobre la seguridad, el bienestar o el futuro de los hijos puede llevar a un estilo de crianza sobreprotector o ansioso. Los niños pueden percibir esta ansiedad y, en algunos casos, desarrollar ellos mismos síntomas de ansiedad. Además, la irritabilidad y el agotamiento que acompañan al TAG pueden hacer que sea difícil para los padres mantener la paciencia o el enfoque positivo en la crianza. Esto puede llevar a conflictos frecuentes o a un ambiente familiar tenso, que afecta el bienestar emocional de los niños.
  • Impacto en la pareja: El trastorno de ansiedad generalizada también puede afectar la relación de pareja. La preocupación constante y el miedo pueden llevar a dificultades en la comunicación, donde uno de los miembros de la pareja se siente incomprendido o abrumado por la necesidad de tranquilizar constantemente al otro. Esta dinámica puede erosionar la confianza y la intimidad en la relación. Además, la persona con TAG puede ser menos propensa a participar en actividades sociales o familiares debido a su ansiedad, lo que puede generar un sentimiento de aislamiento tanto en ellos como en su pareja. Sin el apoyo adecuado, esto puede llevar a una desconexión emocional entre los miembros de la pareja.

Manejo del día a día

Las personas con TAG a menudo experimentan dificultades en situaciones cotidianas que para otros pueden parecer triviales. Desde preocupaciones constantes sobre la puntualidad, la salud, o las finanzas, hasta el miedo irracional a que sucedan eventos catastróficos. Vivir con ansiedad generalizada es como estar en un estado constante de alerta, lo que hace que la vida diaria sea un desafío continuo.

Por ejemplo, un simple retraso en el tráfico puede desencadenar una cadena de pensamientos ansiosos que llevan a la persona a preocuparse por llegar tarde al trabajo, perder una reunión importante, o ser visto de manera negativa por sus colegas. Estos pensamientos, aunque irracionales, son difíciles de controlar y pueden generar un alto nivel de estrés.

Otro ejemplo común es la necesidad de perfección en las tareas diarias. Las personas con TAG pueden pasar horas revisando su trabajo o las tareas domésticas, preocupadas por haber cometido un error o por no haber hecho las cosas «bien». Este perfeccionismo no solo es agotador, sino que también puede llevar a la procrastinación, ya que la persona se siente tan abrumada por la posibilidad de no cumplir con sus propios estándares que evita realizar las tareas por completo.

Si lo necesitas, nosotros te podemos ayudar

Vivir con trastorno de ansiedad generalizada es una lucha constante que afecta no solo al individuo, sino también a quienes lo rodean. El riesgo de desarrollar otras patologías y el impacto en las relaciones familiares hacen que sea crucial buscar tratamiento y apoyo. Con la ayuda adecuada, ya sea a través de psicoterapia, medicación, o ambas, es posible aprender a manejar la ansiedad y mejorar la calidad de vida.

Si te identificas con algunos de los problemas descritos, no dudes en buscar ayuda profesional. En nuestro centro de psicología en Málaga, ofrecemos terapia presencial y online para ayudarte a enfrentar y superar el trastorno de ansiedad generalizada. No tienes que vivir con este peso sobre tus hombros; hay soluciones y estamos aquí para ayudarte a encontrarlas.

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