Hablemos sobre videojuegos y recomendaciones para los padres, un tema controvertido. Empecemos por lo básico: jugar a videojuegos en familia, jugar en los espacios comunes, negociar condiciones y liderar el proceso.
«El rechazo a los videojuegos tiene que ver con el miedo a lo desconocido: tenemos una serie de prejuicios y miedos que nos alejan de la realidad»
Los videojuegos tienen tantos inconvenientes como beneficios en la educación. Pueden contribuir al aprendizaje de los niños siempre que sean adecuados y se utilicen con moderación.
Cómo enseñar a los niños a usar los videojuegos
Vamos a abordar tres dudas que son comunes en muchas familias. Especialmente cuando los padres no suelen jugar a videojuegos.
1. ¿Cuánto tiempo es razonable que dedique nuestro hijo o nuestra hija a los videojuegos?
No hay una respuesta definitiva a esta pregunta. Todo depende de su ritmo y de sus actividades. Lo esencial es encontrar un buen equilibrio y procurar que esos juegos no se conviertan en su único centro de interés.Los psicólogos estiman que un niño puede jugar una hora al día. Es casi la décima parte del tiempo que el niño permanece despierto. Otros aventuran un límite de 2 horas, pero nada demuestra la pertinencia de esos límites.
De manera pragmática, lo ideal es adaptarse al ritmo y a las actividades del niño. Si un día tiene pocos deberes, puede jugar excepcionalmente un poco más. Y, a la inversa, cuando la jornada está muy cargada, es mejor que dedique ese tiempo al descanso.
2. ¿A partir de qué momento es demasiado?
Todo es cuestión de mesura. Porque un día el niño juegue una hora no se va a convertir en un adicto a los videojuegos. Y a la inversa: si la situación se reproduce día tras día, habrá que vigilar de más cerca, sobre todo si no consigue dejarlo.
Más allá de posibles picos de actividad sin consecuencias, se pueden establecer horarios: jugar por tarde después de los deberes, por la noche antes de cenar, y luego, los fines de semana.
3. ¿Cómo encontrar el equilibro en el tiempo con los videojuegos?
No se trata de anotar el tiempo exacto que el niño consagra al juego, sino, sobre todo, de buscar un equilibrio en sus diferentes actividades: deberes, deporte, amigos, lectura, videojuegos, descanso, etc.
Si un sábado por la tarde, con los amigos, juega durante varias horas, no pasa nada, siempre y cuando su vida no se organice alrededor de los videojuegos.
El psicólogo Benoît Virole, especialista en videojuegos, propone una prueba para determinar si existe abuso, que se resume en una frase: la práctica de los videojuegos es aceptable en la medida en que no impida las otras actividades del niño y no lo aísle ni de sus amigos ni de su familia.
Recomendaciones para padres y madres
1. Supervisión
Los videojuegos necesitan supervisión a las edades más tempranas.
Por ejemplo, a tu hijo de 6 años, no le vas a dejar jugando en la calle con desconocidos sin tu supervisión, ¿no? Pues del mismo modo debemos supervisar las primeras partidas para principalmente:
- Conocer las formas que tiene el juego para comunicarse con otros jugadores.
- Conocer las opciones que te ofrece el juego para poder reportar problemas con otros jugadores o en alguna parte del juego.
- Enseña a tu hijo lo descubierto y enseñale qué tiene que hacer si un día alguien le molesta en el juego o se encuentra con algo desagradable.
Cuanto antes se hagan estas tres cosas mejor. Es mucho más recomendable sacar un hueco un día para hacerlo con él y descubrir los juego juntos, que pensar “me bajo esto rápido en mi móvil y se lo doy para que me deje tranquilo”.
Precisamente si quieres disfrutar de ratos para ti mientras tu niño juega ¿no disfrutarás más si sabes a qué está jugando y que si tiene algún problema te lo dirá?
2. Mostrar interés
Si no entiendes un videojuego, deja que tu hijo te lo explique.
Que no tengas ni idea de qué es un mod, campear o ser un noob no puede ser un obstáculo para que te intereses por estos temas. Si tienes mucho miedo de tu desconocimiento deja que tu hijo te explique qué es lo que le gusta de ese juego, pregunta lo que no entiendas y muestra interés.
El interés por las aficiones de tu hijo tiene un efecto muy poderoso: te contará lo bueno que le pase en el juego pero también lo malo. Si el videojuego es siempre motivo de conflicto en casa y un día tiene un problema a través del juego, no lo contará y será peor.
Hay que tener en cuenta que esto no significa que todo valga. Que muestres interés por las aficiones de tu hijo no es incompatible con que establezcas horarios, normas y espacios.
Sí, cuando tu hijo está jugando se lo desconectas de golpe o si se acabó la hora de jugar y por eso pierde una partida se molestará de primeras y luego se le pasará. No es un síndrome de abstinencia, es un niño. Nada nuevo.
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