Cuando la terapia de exposición no funciona, es necesario analizar la planificación y el desarrollo de la terapia para detectar aspectos que pueden estar fallando. Lo cierto es que esta técnica es muy eficaz para tratar los trastornos de ansiedad, es una gran ayuda para quienes enfrentan situaciones que desencadenan miedo y angustia.
En el centro de psicología Cecilia Cores de Málaga contamos con especialistas que pueden ayudar a adultos y menores de edad. Si estás intentando controlar tu ansiedad con esta técnica pero no ves los resultados, contacta con nosotros hoy mismo y te ayudaremos.
Para que te hagas una idea, a continuación vamos a explicar en qué consiste esta técnica, por qué te puede estar fallando y cómo se debe realizar para que resulte eficaz.
Qué es la terapia de exposición
La terapia de exposición es una técnica efectiva utilizada en el tratamiento de trastornos de ansiedad, como por ejemplo: el trastorno de ansiedad generalizada, las fobias específicas, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el trastorno de pánico y el trastorno de estrés postraumático.
El principio básico de la terapia de exposición es enfrentar de formar gradual y sistemáticamente a la persona a las situaciones o estímulos que generan ansiedad o miedo. Al realizarlo de forma gradual, controlada y acompañado de técnicas de relajación logrará reducir la respuesta de ansiedad.
Razones por las que puede fallar la terapia de exposición
La terapia de exposición es muy efectiva para muchas personas. Sin embargo, podría no ser la solución ideal en algunos casos. Veamos algunas razones por las cuales podría no tener el éxito deseado:
- Intensidad de la ansiedad: Si la exposición es demasiado intensa, puede desencadenar una respuesta abrumadora que dificulte el aprendizaje y la adaptación. Por eso es importante ir poco a poco.
- Falta de adhesión: La terapia requiere compromiso y esfuerzo continuo. La persona debe estar dispuesta y comprometerse plenamente para alcanzar los resultados deseados.
- Problemas subyacentes: La ansiedad puede ser un síntoma de problemas más profundos. Si no se abordan las causas subyacentes, la terapia de exposición no funciona o podría ser insuficiente.
- Estrategias inapropiadas: Una implementación incorrecta de las técnicas de exposición o la elección una planificación inapropiada para el paciente pueden afectar negativamente la eficacia.
- Expectativas poco realistas: Si la persona espera resultados inmediatos o una cura total, podría sentir cierta decepción. En la mayoría de los casos la mejora es gradual y requiere tiempo.
- Condiciones comórbidas: En ocasiones la terapia de exposición no funciona por la presencia de otras condiciones psicológicas o médicas que interfieren.
- Falta de apoyo: El respaldo de amigos y familiares es crucial. Sin un entorno de apoyo, los avances pueden ser más difíciles de lograr.
En resumen, es fundamental contar con un buen profesional de la psicología capaz de identificar las condiciones psicológicas del paciente. Luego es importante una planificación apropiada y con un buen seguimiento, para que al paciente tenga conciencia de su evolución y cuente con una red de apoyo en su entorno.
Ejemplos de cuando la terapia de exposición no funciona
La terapia de exposición, a pesar de su eficacia, a veces no brinda los resultados esperados. Vamos a ver tres ejemplos prácticos que pueden llevar al fracaso de esta técnica:
Exposición insuficiente y falta de relajación simultánea
Imagina que temes viajar en avión y decides enfrentar ese miedo montándote en uno. Sin embargo, durante todo el vuelo, te encuentras tenso, con respiración acelerada y tensión muscular. Al llegar a tu destino, sientes un alivio inmenso, pensando que has superado la prueba.
Nada más lejos de la realidad, a pesar de tu esfuerzo lo que has conseguido es reforzar la asociación negativa.
Si experimentas miedo a volar y te expones a viajes aéreos, pero no incorporas técnicas de relajación efectivas, la ansiedad puede persistir. No practicar consistentemente métodos de relajación durante la exposición dificulta el proceso de asociar la situación con la calma. La relajación simultánea es clave para cambiar las respuestas automáticas de ansiedad.
Evitas las situaciones desafiantes
Supongamos que temes los espacios cerrados y decides exponerte, la idea es enfrentarte entrando en un ascensor, además uno de los que son para máximo 6 o 4 personas. Sin embargo, cada vez que surge la oportunidad, encuentras una excusa para evitarlo.
Esta evitación constante impide la oportunidad de aprendizaje y refuerza la ansiedad. El miedo persiste al no permitir que se desvanezca gradualmente con la exposición.
Exposición sin confrontar creencias fundamentales
Si eres una de tantas personas con miedo a hablar en público, quizás decides enfrentar tu miedo y te preparas exhaustivamente para exponer un proyecto en clase o en una reunión de trabajo. El caso es que lo preparas tan bien que todo sale perfecto, sin embargo piensas que ha sido por suerte o circunstancias favorables.
Aquí, no confrontas la creencia fundamental de que «no estás en peligro». Es esencial cambiar el enfoque a «aunque me equivoque, aunque me juzguen, no estoy en peligro».
Cómo se realiza la terapia de exposición
Hay que tener presente que cada personas es única, y no es una forma de hablar. Realmente su personalidad, su línea de vida, sus circunstancias, etc. hacen que cada caso sea único. Lo que funciona para uno puede no ser la solución para otro.
Como profesionales de la psicología adaptamos el enfoque y la colaboración continua con el paciente para superar los desafíos y ajustar el tratamiento según sea necesario.
En esencia podemos distinguir dos tipos de terapia de exposición, a saber:
- Exposición gradual: Implica la exposición progresiva a la fuente de ansiedad, comenzando con situaciones que generan una ansiedad menor y avanzando hacia situaciones más desafiantes. Este enfoque permite que la persona se acostumbre gradualmente a lo que le genera ansiedad.
- Exposición intensiva o inmersión: En este enfoque, la persona se enfrenta de inmediato a la situación que provoca ansiedad en lugar de hacerlo gradualmente. Este método puede ser más breve pero puede ser más intenso y solo es válido en determinados casos.
Hay que entender que la terapia de exposición se basa en el principio de habituación. Es decir, implica la disminución de la respuesta de ansiedad cuando una persona se expone repetidamente a un estímulo ansiógeno sin que ocurra el resultado temido.
Al enfrentarse a la fuente de ansiedad de manera controlada y segura, la persona aprende que la situación no es tan amenazante como se percibía inicialmente.
La terapia de exposición puede llevarse a cabo de diversas formas, como la exposición en la imaginación, la exposición en la vida real y la exposición virtual (utilizando tecnología de realidad virtual). A menudo, se combina con técnicas de manejo del estrés y entrenamiento en relajación para ayudar a la persona a enfrentar las situaciones de manera más calmada.