Angina de ansiedad

Angina de ansiedad

La angina de ansiedad y la angina de pecho son dos condiciones diferentes, pero pueden presentar síntomas similares. El temor cuando sufres dolor en el pecho es que se trate de un ataque el corazón, así que vamos a explicar las diferencias para que no sea un momento tan traumático.

¿Cómo saber si es angina de pecho o ansiedad?

La angina de pecho se produce cuando el flujo de sangre al corazón se reduce temporalmente, lo que puede causar dolor y molestias en el pecho. Por otro lado, cuando la ansiedad desencadena un ataque de pánico produce sensaciones físicas incómodas, incluyendo dolor torácico.

Teniendo en cuenta las diferencias en el origen de ambos malestares, la clave está en la duración e intensidad de los síntomas.

Cuando se trata de una angina de pecho, el dolor puede durar entre 5 y 20 minutos. El paciente experimenta una sensación de opresión o pesadez en el pecho. Acciones como moverse, caminar o respirar no consiguen aliviar los síntomas.

Cuando se trata de un ataque de pánico, el dolor suele ser de menor duración y puede variar en intensidad. Muchos pacientes describen la angina de ansiedad como un dolor punzante o pinchazo. Sin embargo, estos casos si se pueden aliviar con la respiración, los movimientos o la deglución.

En cualquier caso, ante este tipo de síntomas siempre es buena idea buscar atención médica inmediata. En consulta podrán realizar las pruebas pertinentes para salir de dudas, así sabremos si es un problema cardiovascular o de ansiedad. En consecuencia podrán administrar el tratamiento más adecuado.

¿Puede darme un infarto por ansiedad?

Es importante recalcar que la ansiedad en sí misma no causa un infarto. Si has sufrido una angina de ansiedad o por desgracia has pasado ya por varios episodios y tienes miedo a morir, debes tener claro que el ataque de pánico no lleva a un infarto.

No obstante, vivir con ansiedad es malo para la salud y de hecho puede contribuir a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Si ya tienes algún tipo de afección cardiaca también puede contribuir a empeorarla.

Cuando pasamos meses o años viviendo con ansiedad, ésta aumenta la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la inflamación en el cuerpo. Con el paso del tiempo, si se mantiene esta situación, es probable que se dañen las arterias y se acumule placa, lo que aumenta el riesgo de enfermedad coronaria.

Además, es frecuente que las personas con ansiedad adopten hábitos poco saludables como: fumar, beber alcohol en exceso y caer en la ingesta emocional. Todos estos malos hábito también incrementan el riesgo de enfermedad cardíaca.

Por tanto, los ataques de ansiedad debes tomarlos en serio, como un aviso de que las cosas no están bien y cuanto antes debes buscar soluciones y posiblemente hacer cambios en tu vida.

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