¡Mi hijo/a dice palabrotas! No te abrumes porque es normal que los niños pequeños pasen por esta etapa. Te explicamos qué hacer cuando un niño dice palabrotas y cómo corregir ese comportamiento.
Los niños pequeños siempre están intentando llamar la atención de los padres. Son como «esponjas» que absorben todo lo que ven y oyen a su alrededor.
Los padres deben ser un ejemplo para ellos y tener un lenguaje adecuado. Aunque creamos que hay momentos en los que están absortos en una actividad, también están captando cada detalle de su entorno.
Puede resultar abrumador que nuestro hijo/a diga una palabrota pero lo cierto es que la mayoría de niños suele pasar por esta fase en algún momento, especialmente entre los cuatro y los seis años.
Y es que los niños se dan cuenta enseguida de que lo que han dicho provoca una respuesta diferente en el adulto.
Porque cuando lo hacen, los adultos se quedan callados de inmediato y les prestan atención, algunos incluso se ríen o contienen la risa, mientras que otros se muestran especialmente avergonzados o contrariados.
Sea cual sea nuestra reacción, la realidad es que ningún adulto pasa por alto una palabra malsonante de un niño.
Nuestra reacción es clave para que el episodio no vuelva a repetirse o se vaya extinguiendo. De este modo, si las primeras veces actuamos con naturalidad e indiferencia, obviando lo que ha dicho y no prestándole atención, lo normal es que el niño deje de decirlas.
¿Qué hacer cuando un niño dice palabrotas?
Los niños/as cuando son pequeños es normal que digan alguna que otra palabrota o palabra malsonante. La indiferencia es la mejor manera de actuar cuando nuestro hijo dice alguna palabrota.
No es fácil cuando estamos en público o con familiares, sobre todo si tienen otros métodos de crianza como amenazar, castigar o pegar. Porque justamente estos adultos lo que harán es reaccionar, justamente lo que busca el niño.
Para que no se convierta en una costumbre o si vemos que se sigue produciendo estos comportamientos, debemos actuar siguiendo las siguientes recomendaciones:
- Evita reirte cuando el niño/a diga una palabrota. Si se nos escapa una sonrisa cuando escuchamos una palabrota, lo que estaremos alimentando es que esa acción se vuelva a repetir, ya que los niños al ver que los adultos se ríen se sienten el centro de atención.
- No regañes en exceso al niño, pues puede asociar la palabrota con tu atención. En ningún momento debemos gritarle o regañarle.
- Explícale que esas palabras pueden molestar a los demás y hacerles daño. Debemos incidir en que lo que acaba de decir no está bien, desde la calma.
- Pregúntale por qué ha dicho eso e invítale a reflexionar. Con preguntas como: ¿por qué has dicho eso? ¿qué crees que significa? ¿Qué sientes al decir eso? Se trata de averiguar por qué nuestro hijo ha actuado así, al tiempo que le hacemos consciente de lo que ha dicho y por qué lo ha dicho.
En caso de que las palabrotas vayan acompañadas de otros comportamientos o cambios en el humor de tu hijo, sería conveniente solicitar ayuda profesional, pues podría estar sucediendo algo que se nos escapa.
Si a esta conducta de decir palabrotas ves que no tiene una mejoría, no dudes en contactarme. Cecilia Cores, psicóloga especialista en psicoterapia infantil.