La dislexia, la disgrafía y la discalculia son dificultades en el aprendizaje que afectan a nivel neurológico y debemos intentar detectar lo antes posible.
Si no conocemos las señales de alerta podemos pensar que un niño es perezoso o descuidado. Como es natural, las constantes llamadas de atención pueden mermar su autoestima. Además es probable que pierda interés en la escuela o sufra burlas por parte de los compañeros. Por eso, tenemos que detectar estos síntomas para poder trabajar en ello e ir mejorando para minimizar los impactos de la situación, ya que estas dificultades no van a desaparecer de sus vidas.
Los niños con disgrafia tiene problemas tanto para escribir como para organizar y expresar sus ideas mediante la escritura. Los niños con dislexia tienen problemas para leer, para escribir y para hablar. Un niño con discalculia no necesariamente es diléxico, su problema es que tiene dificultad para darle sentido a los números y los conceptos matemáticos.
Los niños y niñas con estas dificultades suelen tener muchos problemas a la hora de interacción social y autoestima. Por eso, en la intervención para su mejora, no solo se trabaja la dificultad en sí, sino todos los problemas que vienen asociados.
Según una encuesta realizada por Sigma Dos por encargo de la Fundación Centro de Estudios de Aprendizaje y Reeducación (www.dislexia.org), uno de cada ocho alumnos (el 12%) ‘que no tiene ningún tipo de trastorno ni minusvalía de origen orgánico, sensorial o intelectual presenta dificultades para seguir el ritmo normal de su curso’.
Principales diferencias entre dislexia, disgrafía y discalculia
Estos son algunos de los signos que podemos detectar más fácilmente. Los padres, familiares, pediatras y cuidadores deberían saber reconocer estas señales para alertar a los progenitores e intentar ayudar al pequeño.
Un niño con disgrafia tendrá una escritura difícil de interpretar o prácticamente ilegible:
La falta de coordinación de los músculos a la hora de escribir le impiden sujetar bien el lápiz y hacer el trazo correctamente. Este problema además les hace escribir más lento y de manera compleja, llegando a mezclar letras en mayúscula y minúscula, sin espacios y con mala ortografía.
Un niño con dislexia presenta problemas para leer y para deletrear las palabras:
Le cuesta diferenciar los sonidos y asociarlos a letras o combinaciones de letras. Es habitual que le cueste entender lo que ha leído, en su cabeza se confunden el orden de las letras y las palabras. Conscientes del problema tratan de evitar la lectura en voz alta. Todas estas dificultades del aprendizaje les pueden afectar en su ortografía y gramática, así como a la hora de expresarse verbalmente.
El niño con discalculia presenta problemas para aprender a contar y realizar cálculos sencillos:
Sigue usando los dedos para contar. Además tendrá dificultad para asimilar conceptos matemáticos tan básicos como «mayor que» o «menor que». Todo estas dificultades le impedirán aplicar las habilidades matemáticas en su día a día.
Cómo ayudar a los niños con dificultades en el aprendizaje
La detección temprana permite lograr los mejores resultados. La intervención de especialistas como psiquiatras infantiles, logopedas y maestros, junto con el apoyo de las familias, hacen que los niños puedan superar sus dificultades de forma progresiva.
En los casos de disgrafia más que practicar la escritura en general se trata de afrontar dificultades concretas. En las escuelas y con la colaboración del equipo docente se pueden proponer actividades amenas que ayudarán a mejorar la coordinación y corregirán los problemas de escritura.
Cuando el problema es la dislexia se puede entrenar en grupo o de manera individual. Se empieza por afianzar la identificación de los sonidos y las letras que los representan. En la escuela se les puede proporcionar más tiempo, simplificar las instrucciones de los ejercicios, proporcionar audiolibros, etc.
En los casos de discalculia también se puede trabajar de manera individual o en grupo. Se les enseña diferentes estrategias para ayudarle a hacer cálculos matemáticos. Dependiendo de la edad se les podría permitir el acceso tablas de datos, tablas de multiplicar o calculadora.
Si necesitas ayuda puedes contactar con Cecilia Cores psicóloga especialista en psicoterapia infantil y familiar, donde podrás obtener las claves y herramientas para detectar estos comportamientos y dificultades y ponerles solución.